La heroína, diacetilmorfina o diamorfina es un opioide con propiedades analgésicas que también se utiliza de forma menos común como supresor de la tos y antidiarreico. Es obtenida de la planta adormidera y es un derivado de la morfina. Su origen está en los años 30 en los laboratorios Bayer con la finalidad de amortiguar los efectos de la morfina.
Es una droga depresora que en caso de ser consumida de modo regular puede crear tres fases diferentes. La primera etapa es de placer intenso, en una segunda etapa crea una gran sedación y algo de euforia durante tres o cuatro horas, en la tercera etapa del consumo el conductor experimenta una vuelta a la realidad necesitando una nueva dosis, en caso de no tomarla aparece el síndrome de abstinencia.
El síndrome de abstinencia aparece entre las cuarenta y ocho y las setenta y dos horas, sus síntomas habituales son: sudoración, temblores, dolores abdominales, lágrimas, vómitos y una gran ansiedad, síntomas de gran influencia en la conducción con fuerte disminución de la atención y de la actividad, incrementa la somnolencia alterando la visión, produce una fuerte sensación de extremidades pesadas y ofuscación mental, alterando las funciones cardiacas y respiratorias.
Tras varias horas de privación, el déficit del opiáceo crea en el conductor anhelo de droga, intranquilidad, irritabilidad, angustia extrema, depresión, fiebre, malhumor, arcadas, vómitos, aumentos de la frecuencia respiratoria en forma de jadeo, dolores intensos, insomnio persistente y convulsiones.
Los efectos mencionados se desarrollan con gran rapidez, comenzando la manifestación de dependencia física y psíquica, creando tolerancia entre los veinte y treinta días a partir del consumo regular de la misma.
El conductor afectado sufre por tanto una gran merma de sus capacidades físicas y mentales con riesgo de sufrir y causar accidentes. Su comportamiento depende de diferentes variables como la concentración tóxica, la cantidad de la sustancia, la vía de ingestión, el proceso metabólico, edad, el tiempo transcurrido desde la toma, el estado psicofísico o las posibles mezclas simultaneas de otras sustancias.
Una sensación ilusoria del conductor es que aguanta mas allá de sus posibilidades sin sensación de cansancio, en estos casos se manifiestan alteraciones del carácter, una alta irascibilidad ante hechos cotidianos y muy alto estrés en la conducción de vehículos.
Ejecutar cualquier tarea, y en mayor medida la conducción de un vehículo a motor bajo los efectos de esta droga es un problema de solución compleja, pues produce un intenso shock y comportamiento convulso con aparición de calambres en los miembros inferiores, que repercuten muy negativamente en el tacto de los pedales en los procesos de frenado, aceleración y embrague del vehículo.
Son propios de estos conductores también comportamientos arriesgados y maniobras violentas especialmente en la fase de abstinencia, lacradas por un déficit de consciencia y actividad cortical, disminución de visión, contracción pupilar y una alteración importante de de la capacidad de reacción frente a los estímulos de la conducción
Divulgación: Club Autoescuelas
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